27 marzo, 2008

Presentación SLC01



Primer número de la revista Salamanca Letra Contemporánea, proyecto que coordino para la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura. La presentación, en el Centro de Arte Contemporáneo DA2, corre a cargo de Isabel Bernardo, Concejala de Cultura, que habla más de la idea, del proyecto y de la ilusión que le hemos puesto, y de un servidor, que hablo más de organización, selección de texto y el aspecto gráfico en el que he buscado esa sensación de fanzine, de lago atractivo y palpable.

Intervienen Celia Camarero, Josefa Sánchez Sousa, Emilio Papel, Luis Somoza, Annie Altamirano, Mª Ángeles Guerrero, Toño Blázquez, junto a aquellos que se suman a la lectura.

Pinchando aquí podéis ver el PDF. Este texto de la págin 3, sin firmar es mío, ha gustado bastante el caos tipográfico que he "preparado".

14 marzo, 2008

Da2, Bombay Saphire Design Exhibition


En la foto de izquierda a derecha: Isabel Bernardo (Concejala de Cultura del Ayuntamiento de Salamanca), Juan Antonio Hernández (Dtor. Gerente de Artes Gráficas Globalia), Juan Ramón Martín (Profesor Universidad Pontificia de Salamanca), yo mismo (Dtor. de A.F. diseño y comunicación) y Juan Llorens (Gerente de Juan Llorens Comunicación).

La Fundación Bombay Saphire nos invita a participar como ponentes en el encuentro que, alrededor de la figura de Javier Marical, desarrolla unas jornadas relcionadas con el mundo del diseño en sus diferentes ámbitos.

Aquí incluyo algunos fragmentos de mi ponencia en la mesa redonda "El lenguaje como marca de identidad":

La palabra es un elemento generador. El hombre al convertir en palabras su percepción comenzó a comprender, a figurar. Dar forma a las cosas es entenderlas y no al revés, no se entiende para luego poder crear.


El hombre se expresa a través del lenguaje, es la única forma que tiene de alcanzar el mundo, de palpar la realidad.


Sentir es entender, o al menos intentar entender: materializar la sensación, hacerla tangible con su recuerdo, con su recreación.

Toda palabra es creación. El habla requiere de conocimientos previos complejísimos. La única diferencia está en el uso, en el ámbito, del lenguaje de cada conversación. No hablo de su sentido connotativo y denotativo, sino del hecho mismo de que cada palabra, cada idea, es una representación de la realidad.



Enfrentarse a una imagen de marca requiere de un primer encuentro, de una asimilación de conceptos y de un ir habituándose, ir haciendo cotidiano lo extraño.
Toda representación es simbólica en cuanto que es eso, “representación” de la realidad, copia. Por eso los hombres tendemos a la esquematización, al ordenamiento de la realidad y su concreción. Para poder asimilar esas corrientes ingentes de información que ha arrasado el último siglo. Por eso esa esquematización que siempre fue verbal hoy se ha convertido en gráfica.


Y eso es —o a eso debe tender—, una imagen de marca. Una representación simbólica que acapare, que reúna en un punto.
Necesitamos símbolos, esquemas, formas de representación de la realidad que simplifiquen y nos resuman un largo discurso en una imagen, en una fórmula.


El ser humano —un ente frágil con demasiados estímulos que percibir—, necesita focalizar para prestar atención, para entender, para asimilar porciones de realidad cuyos valores, sentido, historia o labor se concreta en una representación.
No entendemos la realidad, o tal vez no existe, pero buscamos analgésicos, troncos a los que asirnos, símbolos que nos hagan pensar lo contrario.

01 marzo, 2008

El nombre no se ha borrado, tu cara sí


Fragmento del cuadro que terminé a principios de enero.

El nombre no se ha borrado, tu cara sí; se mezcla con otras caras, deformándose. No sé si todo es parte de la tortura, ya no distingo. No sé si él te dará esta carta. No sé si es amigo o miente.
Hubiera querido abrazarte, pero me muero. Queda poco tiempo.
He visto el tren, los he visto dentro, muchas veces, esperándote; y tú sin saberlo. Otras veces lo sabías, y huías a tiempo, o lo han inventado para que les diga dónde estás.
Tengo que evitar que subas a ese tren, porque te va a llevar a la muerte. Otras veces estás ya muerto, como yo. Otras me hablas y sonríes, y dices cosas que nunca habías dicho, y que me quieres. Yo hubiera querido quererte, pero no pude.
A veces sueño que seguimos allí, y que el tiempo es nuestro, y que tu boca recorre mi cuerpo desnudo. Y entonces, mis hijos nos ven abrazados, desnudos, pero ya no son mis hijos, son los hijos de ella, no los conozco, no conozco a nadie.
¿Recuerdas? La libertad viaja contigo en ese tren. Si te encuentran te matarán, y la ciudad seguirá creciendo sin salidas para nadie. Sólo tú puedes enseñarles a mis hijos a andar ese camino. Hazlo, y así sabré que me has perdonado.
Max

de En la ciudad sin límites