13 marzo, 2007

Mariano García Torres

EL SILENCIO ROTO, 1996. Ed. ALGAIDA 390 págs. ISBN: 8476475934.
SE VAN MURIENDO LAS ROSAS, 2000. Ed. ALGAIDA. 427 págs. ISBN: 8484330117.


Mariano García Torres muere ayer. Lo pensé por la tarde y ahora me sobresalta esa idea en la presentación del libro de Charo Ruano, un libro entorno a la muerte.
Fue con Silencio roto, nos conocimos en la presentación que hizo en Salamanca de su primera novela. Cercano, amable, amigo, me entregó su tarjeta en papel verjurado y me invitó a visitarle.
— Vivo aquí cerca en un pueblecito de Zamora, Corrales del Vino.
Todavía guardo la tarjeta, aunque despegué el doble papel. Pero en 1996 yo tenía veintiuno. Siempre pensé en ir, cada vez que la tarjeta parecía, pero luego me pareció molestar. Los años corren con una velocidad de vértigo, y un año después —pasó en un descuido— ya tenía mis dudas. Ir a ver a un escritor con mayúsculas —ocho horas al día rezaba en la solapa— a su retiro…
Ocho años después yo no recordaba el nombre del pueblo y Gemma, que trabaja conmigo, vivía en Corrales, ese era el nombre. Un nombre vago y el recuerdo de ese escritor que vivía en algún pueblo a mitad de camino con Zamora. Hace un par de años o algo más me vino a memoria su nombre. Le pregunté si le conocía. Sí, claro, me contó que "Mariano el escritor" seguía viviendo allí. Que tenía muchos problemas de salud y su madre también. Tiempo después me dijo que Mariano se trasladaba a vivir a Valencia, a un clima mejor, luego en saltos de tiempo que pasaron en nada: «su madre está muy mal, se está muriendo», «la salud de Mariano está cada vez peor», y la frase anterior a la del día de ayer «Mariano está en coma».
Dos novelas y la casa que nunca visité y el café que no tomamos y un cariño raro que yo solo he creado por una persona a la que a penas conocía, Mariano G. Torres, mitificado ahora en una necrológica que reza:

Reside durante casi toda su vida entre Suecia, Francia, México, Brasil y Argentina. Su actividad literaria comienza en su adolescencia. Trabaja como secretario y colaborador del Nóbel guatemalteco Miguel Ángel Asturias, hasta que tras su fallecimiento en 1974 se traslada a América Latina y entra en contacto con Neruda, Borges, Sartre y Cortázar. En 1975 comienza sus colaboraciones en prensa. En 1996 publica su primer libro, El silencio roto con el que gana el premio Ateneo de Sevilla de novela. Su segunda novela Se van muriendo las rosas fue unánimemente elogiada por la crítica por su afortunada conjunción de excelencia narrativa y compromiso ético. García Torres falleció en Valencia el 12 de febrero a los 55 años. Sus restos han sido incinerados en Valencia y trasladados a Corrales del vino, provincia de Zamora, para recibir sepultura.

En mi recuerdo —porque también se recuerdan como reales cosas que tan solo imaginamos— salgo del Zócalo de México D.F., queda a mi derecha el Palacio de Bellas Artes, a la izquierda entro a saludar ya con prisa a mi amiga Tania Ringewaldtla, directora entonces de la librería Gandhi: "Nos vemos en la noche". Salgo con el paso acelerado, al fondo Reforma. Un poco más adelante entro a velocidad en ese Sanborns de mi imaginación en el que he quedado contigo, a tomar el café que tú y yo teníamos pendiente.