15 abril, 2007

Poemas para el frigorífico


Cuaderno de El Prado
La semana pasada Raúl Aragoneses me regala un juego de imanes para construir poemas en la nevera. Utilizo sin darme cuenta la palabra "construir" cuando siempre es así, pero en este caso como un puzzle, un laberinto de bolsillo como decía Oscar Olivo, inventor de los Magiogramas.
Tan fútil y tan no duradero componer un poema sobre la nevera de tu casa como hacerlo sobre el papel, sobre mil ejemplares.
510 imanes para jugar con la fragilidad del tiempo. Qué pereza luchar contrarreloj.

3 comentarios:

Tertulia Literaria dijo...

Querido Fernando:

Hay otra metáfora más detrás de la frigopoesía: un buen poema se imanta al corazón de por vida. El corazón del poeta es una región magnetizada.

Saludos desde la pequeña Roma,

Raúl

Aída Acosta dijo...

Hola Fer,
parece muy interesante el juego para construir poemas en la nevera, a mi me recuerda a los vanguardistas (recortar palabras de los periódicos y hacer un poema...). Le envío desde aquí un abrazote a Raúl Aragoneses.
Me has recordado también a Oscar Olivo, por ahí tengo bien guardado uno de sus Magiogramas, lo tengo con mucho cariño es como guardar una pequeña luna...
Besotes y un abrazo de libélula...

Francisco Ortiz dijo...

Es una propuesta fresca, nueva, y que ayuda a desacralizar, lo cual está muy bien.