13 mayo, 2011

Revista Atril, Número 7




La Gaceta de Salamanca, (c) Foto de Chema Guzón, famoso por no esperar ni a que se sienten los ponentes, a veces sin esperar ni ha que lleguen los protagonistas!


Siete es el número perfecto porque así lo hemos decidido los humanos, pero todo, hasta en la ciencia son maneras de entender el mundo, convenciones: como que siete es número primo igual que lo es el once.  Once son en realidad los números publicados de Atril. Y diecinueve, que son los años que llevamos reuniéndonos en tertulia, desde que en 1993 ocho amigos (y aquí ya no hay número primo) nos juntamos para hacer algo entorno a la literatura. Desde entonces casi trescientos escritores han sido Atril.
Veréis, el asunto de si esta revista es el número siete o el once se debe a un cambio de numeración: de pronto decidimos que la revista, su gráfica y también su poética, habían cambiado. Pero con el tiempo se aprende que nada cambia tanto, nada tiene tanto margen de maniobra porque la realidad es una cosa que está por encima de lo real.
Ahora, esta vez veintitrés autores, otro número primo, divisible solo por uno y por sí mismo, han participado en la revista. Son veinticuatro si no quiero forzar la cábala contabilizando a Ricardo Piglia, con este fragmento de Nombre falso, una nouvelle en la que ya están todas sus marcas y que nos ha cedido con gusto. Todos los autores, creo yo, han cedido sus inéditos para una revista joven en números, comparándola con todas las grandes publicaciones.
Ya he dicho que Atril es además un proyecto gráfico y en eso sus ilustradores, buenos amigos que con ilusión y por gusto han dibujado para los textos de Raúl Brasca, el cubano Ángel Martínez Niubó, José Daniel Espejo, o Víctor Balcells, etcétera, y han acompañado al resto.
Haré el resto del repaso: Dimitra Christoforidou, Sonia Betancort, Graciela Amador, el querido Antonio Piedra, José Ramón Ripoll desde Cádiz, a Mercedes Marcos, Celia Camarero, Paula Varela, que se cruzó con Sonia en Buenos Aires y el mismo día, pero años más tarde, se cruzó unas horas conmigo y con el café en Palermo. Pablo Sánchez Herrero, Óscar Borona, Sara Herrera Peralta, otra intersección desde París en una cena entre amigos, mi partener de Hostal Praga Juan José Mediavilla, lean sus microrelatos, Luz Mercedes Orrego Morales, Daniel Drexler, Mercedes Díaz Villarías, Luis Arturo Guichard, Raúl Aragoneses, que además ha corregido con diligencia las pruebas de la revista, Ana Martín Puigpelat y Rafael Courtoisie…
Como veréis intentamos publicar, a partes iguales pero sin fundamentalismos, poemas y relatos acompañados de los trabajos de once artistas: Alejandro Santos de Isla, Álvaro Santamaría, Juande Méndez, Luis Felipe Comendador esta vez del otro lado de las letras, pero siempre del mismo lado de la creación, José Zazo, Pablo S. Herrero, Jesús Pastor Sanz, Pablo Pino, Aquilino González, Mercedes Díaz Villarías, y Max Hierro. 
Y todo esto gracias a las Librerías Víctor Jara e Hidria  y a Amarú ediciones, que se empeñan en apoyarnos en cada número y en acogernos en sus casas que son las de la literatura. Aquellos que os quedéis sin vuestro ejemplar podréis pasar por allí para recoger otra.
En fin, últimamente me ha gustado jugar con la idea de que este iba a ser el último número, ya he dicho que siete es un buen número y aunque las páginas, treinta y seis, se pasan muy deprisa, el trabajo es complejo. Luego, cuando sale de imprenta, cuando lo tienes entre las manos, empiezan a aparecer nuevos nombres en tu cabeza, y creo que al resto del equipo de redacción le pasa algo similar. Sonia tiene ya nombres escondidos a los que llamar, como los tienen Juanjo e Inma o Raúl Aragoneses. Así que supongo que seguiremos: hay que escribir mientras te lo pida el cuerpo, hay que pintar, hay que interpretar una música que nos recoja a todos.
Por lo pronto espero que disfrutéis de estas páginas.