28 mayo, 2007

El Cielo de Salamanca, La Clerecía



Lo dicho, cuanto más alto más dura la caída... en fin, el espectáculo —porque no nos engañemos, esto es un chou—, ha gustado bastante a la gente, a la variedad del público, que ya es decir. Sea pues que igual no ha quedado tan raro como parece desde allí arriba.
Agradezco a La Gaceta de Salamanca las fotografías.



El poema que leí, y que publiqué en el libro, es una especie de manual de intrucciones para los que le escriben "poemas a los sitios", R.P. dixit.

Poemas contemporáneos
pero que hablen de la ciudad de una forma nueva.
Siempre del otro lado del futuro.
Junta los elementos: luz y sombra, hambre y olvido,
la piedra y un recuerdo;
un cóctel lleno de ilusión y qué mejor,
cierra el poema con un eco grecolatino.
La luz que como las palabras no da forma,
se deja llenar de lo que observa.
Lo dijo de otra forma Horacio,
es la naturaleza la que hace digno de elogio un poema o es el arte.
Almonte, 29 de abril de 2007

En el libro hemos participado Isabel Bernardo, Antonio Colinas, yo, Asunción Escribano, Juan Luis Fuentes Labrador, Luis García-Camino, González Quesada, Mª Ángeles Pérez López, José Manuel Regalado, Charo Ruano, Zamarreño y Vacas.