01 junio, 2011

Alfonso Reyes: Cuestiones gongorinas, 60


He encontrado la nota en una libreta de 2001, una cita de Alfonso Reyes que siempre repito de memoria y ahora he comprendido que, como cualquier imagen, como el recuerdo de una habitación o de una cara, ha crecido o menguado, se ha metamorfoseado. Se la he dicho a amigos de los dos continentes y ahora veo como ha ido variando con los años.
Esta es la frase que repito de memoria a mis amigos:
Es lo malo de los libros que no se publican: que se le va a uno la vida en reescribirlos. 
Y esta es la cita original:
Esto es lo malo de no hacer imprimir las obras: que se va la vida en rehacerlas.
Al buscarla exactamente en internet veo y recuerdo que la saqué de las Discusiones de Borges. Si es así la encontré a principios de 1995, cuando leí en Irlanda los cinco tomos de Borges en la edición de Círculo de Lectores. Eso suma dieciséis años. Me llama la atención cómo la frase ha venido a transformarse en el español peninsular, sí, pero también a mi tono de expresión, a una forma propia de decir las cosas. La memoria es una traidora comodona que nos ayuda en todo: borra los estambres del dolor, redibuja la forma más hermosa para hacer la vida más llevadera.
Más allá de esta meditación acerca del tiempo la nota sirve, con su traducción, para muchos amigos a los que animo y a veces he obligado a publicar.

13 mayo, 2011

Revista Atril, Número 7




La Gaceta de Salamanca, (c) Foto de Chema Guzón, famoso por no esperar ni a que se sienten los ponentes, a veces sin esperar ni ha que lleguen los protagonistas!


Siete es el número perfecto porque así lo hemos decidido los humanos, pero todo, hasta en la ciencia son maneras de entender el mundo, convenciones: como que siete es número primo igual que lo es el once.  Once son en realidad los números publicados de Atril. Y diecinueve, que son los años que llevamos reuniéndonos en tertulia, desde que en 1993 ocho amigos (y aquí ya no hay número primo) nos juntamos para hacer algo entorno a la literatura. Desde entonces casi trescientos escritores han sido Atril.
Veréis, el asunto de si esta revista es el número siete o el once se debe a un cambio de numeración: de pronto decidimos que la revista, su gráfica y también su poética, habían cambiado. Pero con el tiempo se aprende que nada cambia tanto, nada tiene tanto margen de maniobra porque la realidad es una cosa que está por encima de lo real.
Ahora, esta vez veintitrés autores, otro número primo, divisible solo por uno y por sí mismo, han participado en la revista. Son veinticuatro si no quiero forzar la cábala contabilizando a Ricardo Piglia, con este fragmento de Nombre falso, una nouvelle en la que ya están todas sus marcas y que nos ha cedido con gusto. Todos los autores, creo yo, han cedido sus inéditos para una revista joven en números, comparándola con todas las grandes publicaciones.
Ya he dicho que Atril es además un proyecto gráfico y en eso sus ilustradores, buenos amigos que con ilusión y por gusto han dibujado para los textos de Raúl Brasca, el cubano Ángel Martínez Niubó, José Daniel Espejo, o Víctor Balcells, etcétera, y han acompañado al resto.
Haré el resto del repaso: Dimitra Christoforidou, Sonia Betancort, Graciela Amador, el querido Antonio Piedra, José Ramón Ripoll desde Cádiz, a Mercedes Marcos, Celia Camarero, Paula Varela, que se cruzó con Sonia en Buenos Aires y el mismo día, pero años más tarde, se cruzó unas horas conmigo y con el café en Palermo. Pablo Sánchez Herrero, Óscar Borona, Sara Herrera Peralta, otra intersección desde París en una cena entre amigos, mi partener de Hostal Praga Juan José Mediavilla, lean sus microrelatos, Luz Mercedes Orrego Morales, Daniel Drexler, Mercedes Díaz Villarías, Luis Arturo Guichard, Raúl Aragoneses, que además ha corregido con diligencia las pruebas de la revista, Ana Martín Puigpelat y Rafael Courtoisie…
Como veréis intentamos publicar, a partes iguales pero sin fundamentalismos, poemas y relatos acompañados de los trabajos de once artistas: Alejandro Santos de Isla, Álvaro Santamaría, Juande Méndez, Luis Felipe Comendador esta vez del otro lado de las letras, pero siempre del mismo lado de la creación, José Zazo, Pablo S. Herrero, Jesús Pastor Sanz, Pablo Pino, Aquilino González, Mercedes Díaz Villarías, y Max Hierro. 
Y todo esto gracias a las Librerías Víctor Jara e Hidria  y a Amarú ediciones, que se empeñan en apoyarnos en cada número y en acogernos en sus casas que son las de la literatura. Aquellos que os quedéis sin vuestro ejemplar podréis pasar por allí para recoger otra.
En fin, últimamente me ha gustado jugar con la idea de que este iba a ser el último número, ya he dicho que siete es un buen número y aunque las páginas, treinta y seis, se pasan muy deprisa, el trabajo es complejo. Luego, cuando sale de imprenta, cuando lo tienes entre las manos, empiezan a aparecer nuevos nombres en tu cabeza, y creo que al resto del equipo de redacción le pasa algo similar. Sonia tiene ya nombres escondidos a los que llamar, como los tienen Juanjo e Inma o Raúl Aragoneses. Así que supongo que seguiremos: hay que escribir mientras te lo pida el cuerpo, hay que pintar, hay que interpretar una música que nos recoja a todos.
Por lo pronto espero que disfrutéis de estas páginas.

20 febrero, 2011

Todo en mí es falso menos yo


Nota encontrada al final de la liberta de "paperblanks" que ellos llaman "de bolsillo", y que por eso está magullada, porque ha servido para todos los últimos libros de poemas y para líneas huérfanas como ésta.
«Todo en mí es falso menos yo».
¿Qué es?:
  • Un poema.
  • Un relato.
  • Un título. 
Si os apuntáis al plebiscito podemos elegirlo a votos.

07 enero, 2011

Fragmentos de una música

Fragmentos. Así comencé titulando un libro que luego pasó a llamarse Epigramas y por fin Materia del eclipse. Todo es fragmento o falta de otra cosa o eclipse, no eclipse.
Así, voy a empezar a soltar aquí los fragmentos, a guardar aquí los fragmentos de ese accidente, los restos del incendio. Como esta nota encontrada en un vídeo en internet. No sé de de dónde procede, pero me interesó y la utilicé en un relato de Perro callado en el que hablo de Arnold Schönberg y la música tonal.

30 diciembre, 2010

Guille y su lápiz, por Quino

Con seis o siete años mi tía empezó a regalarme los cuadernos de Mafalta que he ido reinterpretando con la edad. Crecí y aprendí con Quino muchas cosas.
Pues de todas esas viñetas, hay una que he repetido y de la que le hablo a los amigos cuando dilucidamos sobre el hecho creador. Sobre la sorpresa que resulta algunas veces al terminar un relato que empezó sin saber hacia dónde dirigirse. Una sorpresa que en mi caso no sucede con el ordenador, sino con un lápiz y una libreta y que me llevan siempre a la imagen de Guille sujetando su lápiz. Aquí la dejo, para cerrar un año nuevo y abrir otro.

17 octubre, 2010

Las labores del silencio: Luz Mercedes Orrego Morales

Luz Mercedes Orrego Morales es una colombiana que habla de su ciudad, Medellín, como de un lugar lejano en la memoria. Pero hay que decir que esto no es preciso, porque es media verdad.
Mercedes habla de todo como de algo lejano: habla de su poesía, aunque se trate de un texto escrito en un hueco de una agenda esta misma mañana; de su vida en Salamanca ayer, o el año pasado, que viene a ella como un penoso ejercicio de memoria, como algo que quedó atrás y ya nunca le interesará del todo; y habla de su vida en Medellín…
Entre las dos ciudades y ese mundo interior, a través de los saltos posibles de la comunicación vía internet que casi le es ajena, y otra comunicación que le es más cercana: la que hay entre Filosofía y Poética, ha creado esta colección de casi cincuenta poemas.
La poesía ha salido —jamás alcanzaré a saber cómo— de las agendas y libretas de uso múltiple en las que nos lee cada jueves en la tertulia del Ateneo, hasta un libro ordenado cuyo título define a la persona: Las labores del silencio.

Fotografía: Benito González García.

Cuando Mercedes escribe, algo sincrético y humano mira hacia adentro en una lengua abierta y precisa que nombra, aclara, la indefinible realidad.
Sus poemas —breves, llenos, justos— solo se pueden definir con las mismas palabras que los dibujan.
Poco más me atrevo a decir: la envidia bien entendida —y el que quiere entender mal nunca entenderá nada— en un sentimiento muy sano.
Y yo envidio la poesía de Luz Mercedes Orrego. Espero que vosotros la envidiéis también, porque eso significará que la habéis aprehendido.

Casa de las Conchas, Salamanca, 16 de octubre de 2010

10 octubre, 2010

Creep, memorias en 8bits



Reducir la imagen a píxels, el sonido a bits... o cómo hacer con el relato. También versionable con un cuarteto de cuerdas o con un piano, cuando este Creep de Radiohead pasa tiempo sin sonar en casa o en el coche, siempre me trae la imagen del momento primero en que la escuché: estaba en Irlanda.

Entré en la habitación de Mac porque todos pululábamos con la casa y los poco días que no salíamos de fiesta no queríamos dormir. Mac estaba ya en la cama escuchado los cascos, se había comprado un disco nuevo en España y solo había encontrado una versión en cinta: Espera, que te la pongo. Me senté al lado de él en la mugrosa carpet de nuestra casa para poder ponerme sus auriculares. Entonces no pensábamos tanto en esas cosas, la alfombra o el fregadero o los bares. Entonces apretó "play" y sonó algo que tampoco decía mucho, una voz grave, raro... luego sonó la guitarra.

En Alemania, al año siguiente, compré el EP My Iron Lung. Junto a la imagen de la habitación de Mac en Irlanda está la del Volkswagen de Frank Müller, saliendo de Kaufbeuren mientras suena esa otra versión que decía "very" en lugar de "so fucking special" camino de Stuttgart en donde habíamos quedado con Yiyi. Horas extrañas que vuelven a 8 bit, lentas como el recuerdo de aquellos tiempos de Sligo, de la Tend Fest. 

La música me lleva, pero también la literatura, y tal vez aquí está —según releo las líneas anteriores— En busca del tiempo perdido, de la que estoy terminando el terminando el tercer volumen...

La música siempre me lleva a sitios: esta mañana pensaba en cómo la música tenía esa versatilidad en que la partitura puede ser interpretada por diferentes músicos transmite otra calidez, otra intención, otra calidad. Cómo llevar esa posibilidad a la literatura: imposible o indebido: no hablo de rapsodas, me refiero a que si en el texto cambiamos una coma lo estamos cambiando todo. En el texto es cada lector quien da su impulso y su tono. Claro que el autor puede jugar: robar píxeles, notas, bits... ¿cual sería el símil para el texto? Tal vez la memoria fragmentada, pero no sé lo que quiere decir eso y, provablemente, ya se haya hecho.

Y por ahí va encaminado el tema, como me dice Luis Mundaca:
... una forma de sintetizar el cuento para que, de una forma un otra, pueda ser desdoblado, alguna encriptación. Cómo hacer para que un cuento sea mal escuchado o, un caso así, no escrito por completo pero que mantenga toda la información inicial. ¿Existe el cuento entrópico?
Yo no hubiera dicho mejor. Sonia tiene razón en lo que dice, refiriéndose al microrelarto como opción,  pero no va por ahí mi idea que es más de índole creativa: el microrelato es el pixel, la imagen a través del aumento del pixel es otra forma de creación, no es el recorte de un cuadro de Turner sino una reinterpretación. O como dice Luis:
Supongamos que escribo: “El hombre se sentó en una silla del bar”, ¿Podemos decir que se mantiene la información de tal frase si escribo: “Hombre se sentó en silla bar”?

06 septiembre, 2010

Los productos del azar.


Tarde de música y matemáticas. digamos que dos o tres años sin escuchar mis discos de Red Hot Chili Peppers. Empecé por orden los cuatro discos que tengo: no. En realidad obvié el que para mí sigue siendo mi disco favorito.
El caso es que comencé con Blood Sugar Sex Magik (1991-1992), luego Californication (1999-2001) que sigue siendo en contra de todos esos superentendido de los Red Hot un disco aburrido, formalmente perfecto, técnicamente pulcro, sin magia, sin vida, y luego By The Way (2002-2004), un disco más creativo, menos lineal al que, pese a sobrarle algunas canciones tiene algo.
Después he seguido en mi cuaderno, pero empezaron los compases de One Hot Minute (1995-1997). ¿Qué decir? Pese a los problemas creativos que el disco llevara consigo es el mejor de sus trabajos. Me apostaré algo con todos los integristas de la armonía, porque cuando pasen los años prevalecerá este Minuto caliente tal vez junto algunas canciones del Blood Sugar.
Esto me hace pensar en la complejidad del proceso creativo y además en la poca capacidad de los autores para juzgar su propia obra. Leo en la wikipedia que el pesado de John Frusciante se ha vuelto a ir de la banda: tres segundos de alegría, ha puesto en su lugar a su mejor colaborador o a su clon, el que le hacía la segunda guitarra en los directos.
Se debe un creador a su obra o a lo que le pida el cuerpo. Pienso en los proyectos grupales de músicos que fueron y no se soportan, como Guns n' Roses, ahora que Axel pulula por el mundo en solitario. En los grupos de un solo disco y un solo encuentro como el de Postal Service o Family, en los que debieran haberlo sido, como algunos dicen de Portishead... En un caos que reúne a David Navarro con otros tres tipos para componer trece canciones que superan a la diarrea creativa de los cientos de su otro guitarrista.
Qué difícil es que todo confluya, que las palabras y las notas se ordenen por azar y todo suene.
Escuchad One Hot Minute como un producto independiente, más allá y más acá del grupo, como el texto está lejos de los insoportables o amables autores puestos a desaparecer.

24 mayo, 2010

RevistAtlántica de poesía, nº.33



En abril se presentó el número 33 de la RevistAtlántica de Poesía, dirigida por José Ramón Ripoll. La Revista incluye la serie de diez poemas que abre mi Libro de la distancia y que, finalmente, he titulado «Abandonos» (paso de «Abstracciones» a «Abandonos» y viceversa no sé cuantas veces). Dejo aquí uno de los poema, tal vez al azar, tal vez no:

Julio es el más feliz de todos los meses, y a ti te lo debo. Abundante en síntomas que indican la fragilidad humana, ese culmen en que uno no es capaz de encontrar nada que lo supere, julio es el más feliz de todos los meses, aunque siempre está agosto, dispuesto a dar remanso, preparado para la calma, siempre un contrapunto.
Agosto es, para siempre, el mes en que me abandonas.
I can’t keep track of each falling robin.
Algo se me anuda despaciosamente en el pecho y pienso en las raíces que la lluvia remueve, y me digo a mí mismo ha de volver, tranquilo, ella ya ha vuelto.
Nada pasa dos veces.
No, ¿no ves que ella está muerta?
Deja ya de llorar, todos hemos muerto muchas veces.
Y no sé qué decir, salvo que el mes de julio es el tiempo insolente de la felicidad, que nadie atiende mis súplicas, que he matado y he sido muerto y siempre, de entre la confusión, aparece una misma brizna de hierba, irreal, pero significativa.
(Para un final de julio)
La revista presenta la compilación de cartas inéditas enviadas por Julio Cortázar a Félix Grande  —comprendida entre 1967 y 1983—, un dossier dedicado a Carles Riba, colaboraciones de Antonio Colinas, Armando Freitas, Leo Zelada, Robert Bly, Eduardo García, Antonio Tello, Ezequías Blanco, Miguel Cabrera, María Valupi, Luis Javier Moreno, Steven J. Stewart, yo mismo, Javier Arnaldo y Alberto Lauro.

15 mayo, 2010

FlashMob


Esta ciudad necesita que alguien se pare para empezar a moverse. cuando seguimos caminando tras otra parada en la Plaza de Anaya una pareja me preguntó:
—Oye por qué hacéis esto, protestáis por algo?
—No...
—Entonces...
—Es una acción callejera, arte.
No se convencían.
—¿No os ha gustado?
—Sí, eso sí, ha sido extraño...

08 mayo, 2010

La espera



Sábado noche. Mantener una bitácora no es tan fácil. Todo se impone a lo otro y a veces no importa tanto. Ahora estoy más en páginas paralelas: Hostal Praga, los sueños que recojo de la lectura impaciente para mi Manual del sueño. De todo este silencio brotarán varios libros. Al fin y al cabo la literatura es una labor callada. Es palabra callada. Saltar de una libreta a otra no hace ruido. No hay porqué. Hay un impulso. Y aquí seguimos.

Ilustración de Alejandro Santos de Isla para Historias Mínimas (2010).

26 marzo, 2010

Por culpa de Onetti

Primera foto que vi de Onetti, o que recuerdo, recortado, exento de su salón en los Cuentos Completos de Alfaguara.

Yo, 35 años, caucásico, 1.84 m. Contento que estaba con mi ritmo de lecturas de este año, con todo lo que estaba aprendiendo.
Había leído los Cuentos Completos que Alfaguara publicó en esa colección que a finales de los noventa: Cortazar, Benedetti y Onetti, son los que yo compré. Muy bien Onetti, pero no había leído sus novelas.
Tenía apuntado en mi libreta de Hostal Praga una pequeña palabra: "Juntacadáveres", pero no me había puesto, y el caso es que tras las lecturas de este mes (cuatro novelas de Bolaño, la Historia Universal de la Infamia que no había leído desde 1994, la tesina de María Pizarro sobre Rossi que había leído a fragmentos y no de un sentada en 2000, ...), después de eso me apeteció más una novelita más corta que tenía de la colección de El Mundo: El astillero. Me la he leído dos veces, luego ya solo fragmentos.
Así que nada, creo que de momento ni Juntacadáveres ni El ruido y la furia, que leí hace siete, ocho años, diez, por decir algo, y que tenía ya en el cabecero de la ama porque le ando otra vez con ganas.
¿Soy un exagerado? Lo soy, pero es que me ha gustado mucho, como cuando de pequeño mi padre me dió 100 pesetas para ir al kiosco y me dijo que las gastase de forma razonada. Me compré 100 gominolas de peseta, de unas que me gustaban mucho, de colores, pequeñas señales de tráfico. ¿Por qué te lo has gastado todo y en lo mismo? Porque me gustan me van a durar y me daban mucha cantidad por 100 pesetas. Eso dije y recuerdo que mi padre se sintió satisfecho, porque debió notarse que me lo había pensado muy mucho.
Por eso me la he leído dos veces y pico y ahora no me apetece otra cosa y que me voy a gastar los veinte duros que le qudan al mes con una tercera lectura de El astillero.

21 diciembre, 2009

Por alusiones, o El péndulo de Foucault de Umberto Eco.

Le digo a Juanjo Mediavilla que voy a poner aquí un fragmento que me ha divertido de El péndulo de Foucault, sobre los autores que firman con uno o dos apellidos, y que lo voy a hacer "por alusiones", como dicen en el parlamento. Juajo me dice: "Titúlalo así, tío". Así que allá va la normativa:

Reglamento del Parlamento Europeo
Artículo 151: Intervención por alusiones personales.
1. Los diputados que soliciten intervenir por alusiones personales tomarán la palabra al final del debate sobre el asunto del orden del día que se esté examinando o con ocasión de la aprobación del acta de la sesión en que se haya producido la alusión.
Los diputados aludidos no podrán entrar en el fondo del asunto, sino que se limitarán bien a refutar aseveraciones hechas durante el debate en relación con su persona u opiniones que se les hayan atribuido, o bien a rectificar sus propias declaraciones.
2. Las intervenciones por alusiones personales no excederán de tres minutos, salvo acuerdo en contrario del Parlamento.


Ahora el texto de Eco:

Un AAF es un Autor Autofinanciado (...).Y aquí tiene a nuestra exquisita poetisa, la dulce Olinda Mezzofanti Sassabetti, la autora de Castos latidos, que sin duda habrá leído.
Belbo me confesó que durante mucho tiempo se había preguntado por qué todos los AAF de sexo femenino firmaban con dos apellidos: Lauretta Solimeni Calcanti, Dora Ardenzi Fiamma, Carolina Pastorelli Cefalu.
¿Por qué las escritoras importantes tienen un solo apellido, salvo Ivy Compton-Burnett, y algunas ni siquiera lo tienen, como Colette, mientras que una AAF tiene que llamarse Olinda Mezzofanti Sassabetti? Porque un escritor auténtico escribe por amor a su obra, no le importa que le conozcan con un seudónimo, como en el caso de Nerval, mientras que un AAF quiere que le reconozcan los vecinos, la gente del barrio, e incluso la del barrio en que vivía antes. Al hombre le basta con su apellido, a la mujer no, porque algunos la conocen de casada y otros sólo la conocieron de soltera. Por eso usa dos apellidos.

Por alusiones:

Seré breve, tengo tres minutos. Mire usted, en primer lugar yo no soy un AAF, en segundo lugar tengo que decirle que le he dado una segunda oportunidad a su péndulo que me compre (guardé el dentro el papelito de Círculo de Lectores) en 1992. No pue, se me hizo tedioso hasat la página ochenta en que abandoné. Nada compaable a Kafka en la orilla que leí la semana pasada, pero que en commparación con los cuentos su Sauce ciego, mujer dormida, que leí la anterior, pues que que Haruki Murakami, dedícate al relato. Pero me estoy desviando, lean ustedes Sauce ciego, mujer dormida (Tusquets Ed.). A lo que iba, Umberto, que en mi defensa, y en tercer y último lugar, tengo qe decir que yo lo hice por tener contentos a padre y a madre por igual, y que soy más de quitar el nombre, que se me hace feo. Tres minutos.

Réplica:

Bueno,en realidad va solo contra las mujeres... Quien se pica ajos come. Me he dado cuenta copiado el párrafo.

Coda, o un fragmento maravilloso:

Están las alcantarillas de París... ¿Ha estado en ellas? Pueden visitarse los lunes, los miércoles, y el último sábado de cada mes, entrando por el Pont de l'Alma. También se trata de un recorrido para turistas. Desde luego, en París también hay catacumbas, y cuevas subterráneas. Y, claro, el metro. ¿Ha estado alguna vez en el número 145 de la rue Lafayette?
—Confieso que no.
—Un poco a trasmano, entre la Gare de l'estáy la Gare du Nord. Un edificio a primera vista anodino. Sólo mirando mejor se advierte que las puertas no son de madera, como parece, sino de hierro pintado, y las ventanas dan a unas habitaciones en las que hace siglos que no vive nadie.
Nunca se ve una luz. Pero la gente pasa y no sabe.
—¿No sabe qué?
—Que la casa es falsa. Es una fachada, una estructura sin techos ni interiores. Vacío. No es más que la boca de salida de una chimenea. Sirve para la ventilación y la descarga de vapores del metro regional. Y cuando uno se da cuenta, tiene la impresión de estar frente a la boca de los infiernos, sólo con que lograse atravesar esas paredes, podría acceder al París subterráneo. He llegado a estar horas y horas delante de esas puertas que ocultan la puerta de las puertas, la estación de salida para el viaje al centro de la Tierra. ¿Por qué cree usted que la construyeron?
--Pues, para ventilar el metro, como acaba de decirme.
--Con unos respiraderos hubiese sido suficiente. No, es al encontrarme con estos subterráneos cuando empiezo a sospechar. ¿Entiende lo que quiero decir?

16 noviembre, 2009

Exposición "Bajo la mirada de otros" de Helena Robledo y Raquel Barbero.

La cosa es bien sencilla: una brecha de luz se abre sobre la nada y de ella aparecen las imágenes. La creación no existe, damos forma a partir de nosotros mismos, solo de nuestro contacto con el mundo.
Las manchas que ese paso produce son las de la realidad (signifique lo que signifique si alguien lo sabe), son el tiempo (o esa impresión de su paso por la memoria), las formas de lo visible, las del tacto.
De esas figuras parte esta otra mirada: modelar sobre la luz de otros pintores, de otros ámbitos. Raquel Barbero y Helena Robledo dan forma a ese blanco del lienzo desde cero: la luz, la mirada del otro, el tiempo sin adjetivos.
La huella de Velázquez, de Klimt, de oriente, de Botero, Venus de Samotracia, meninas de Picasso, de Modigliani. La creación es recreación, pintar en blanco es copiar, pintar sobre los clásicos, antiguos o modernos, es indagar en uno mismo.

Fernando Díaz San Miguel

[Texto para la exposición "Bajo la mirada de otros", Sala de Exposiciones de Caja Duero. Del 16 de noviembre al 19 de diciembre de 2009].

11 noviembre, 2009

18 octubre, 2009

Benito Pérez Galdós: «La sociedad española como materia novelable», Real Academia Española.

Contábamos, sin duda, los incansables viajeros con que una voz sobrenatural nos dijera desde lo alto: por aquí se va, y nada más que por aquí. Pero la voz sobrenatural no hiere aún nuestros oídos y los más sabios de entre nosotros se enredan en interminables controversias sobre cuál pueda o deba ser la hendidura o pasadizo por el cual podremos salir de este hoyo pantanoso en que nos revolvemos y asfixiamos. Algunos, que intrépidos se lanzan por tal o cual angostura, vuelven con las manos en la cabeza, diciendo que no han visto más que tinieblas y enmarañadas zarzas que estorban el paso; otros quieren abrirlo a pico, con paciente labor, o quebrantar la piedra con la acción física de substancias destructoras; y todos, en fin, nos lamentamos, con discorde vocerío, de haber venido a parar a este recodo, del cual no vemos manera de salir, aunque la habrá seguramente, porque allí hemos de quedarnos hasta el fin de los siglos.
Pérez Galdós, ante la Real Academia Española, 1889



Imagen: Uno de entre los 459.267 visitantes de la exposición "Joaquín Sorolla", en el Museo del Prado, me sorprendió saber que el retrato de Galdós era del pintor. Exposición emocionante a pesar de abarrotada, sobre todo en los detalles de un pintor que pasado a los libros de texto y los catálogos, a internet, no me había interesado. Y al contrario de algunas opiniones cercanas, a mí si me gustaron los catorce paneles de la Visión de España pintados para la Hispanic Society of America de Nueva York.

15 septiembre, 2009

Sonia Betancort: El cuerpo a su imán

Presentación: Martes, 15 de septiembre de 2009, a las 20:00h en la Sala Triángulo (Zurita, 20 Lavapiés).

Largamente gestado, Sonia Betancort da a la luz su El cuerpo a su imán. Un libro que lleva cinco años paseando por la casa, un libro que me robó Susana Barragués la última vez que se quedó en casa y cuando Sonia todavía estaba en Buenos Aires... Los libros secretos que nos dejamos, que nos hablamos, que nos anotamos, su vida secreta, su imán reordenado por campos invisibles.

EDICIONES AMARGORD ( http://www.edicionesamargord.com/ ) y su director, Chema, han acertado con el cambio de diseño. También me parece un acierto unir a los autores en una misma presentación, la unión hace la fuerza. Ayer se presentaron los seis primeros números de la colección “FRAGMENTARIA”:

  1. Casa de Aire, de Francisco Cenamor
  2. Apuntes para un génesis, de Ana Martín Puigpelat
  3. El cuerpo a su imán, de Sonia Betancort
  4. A la vendimia en Portugal, de Agustín Calvo Galán
  5. Pequeñas conversaciones, de Rafael Saravia
  6. La habitación del extranjero, de Oscar Aguado
Acompañando a Sonia y junto a Concha Rey Ruiz, me encontré con amigos como Rafa Saravia y Agustín Calvo Galán, e hice a otros nuevos como Francisco Cenamor (a quien dedico esta entrada porque en tu honor voy a poner etiquetas, mi primera colonia Chispas).

Vamos que nos divertimos. Sonia me nombró fotógrafo oficial y se me olvidó hacer fotos mientras ella leía… Estaba pensando en cómo leía, en hace diez años y en ahora, vamos, que se me fue la especie. Cuando terminó y me acordé de la cámara Concha se moría de la risa... Menos mal que hicieron bises.

Pero a lo que estamos: Se ha presentado un libro, seis que tengo aquí a mi lado y que iré leyendo con calma. Salud del poema y de las pequeñas editoriales que siguen encontrando su espacio. Para los que queráis leer a Sonia aquí dejo su blog: http://www.soniabetancortsantos.blogspot.com/